miércoles, 14 de diciembre de 2016

La tierra en llamas ("The Burning Land"), de Bernard Cornwell

Quinta entrega de la serie "The Last Kingdom". A estas alturas, más o menos mitad de la saga, ya hay pocas cosas que me pueden sorprender en el estilo de Cornwell o en qué esperar de la lectura de la novela.

Como supongo que ya habré dicho en posts anteriores, la saga cuenta la historia de la unificación de los reinos previos a Inglaterra en este nuevo reino, bajo el liderazgo (de momento) del rey Alfred. Dicha historia está aderazada por la presencia constante en dichos reinos de unos amables invasores, los Daneses y los Noruegos/Normandos, que también se quieren abrir hueco en el territorio. Y todo se nos cuenta a través de las andanzas de un personaje de ficción, Uhtred de Babanburgh, que navega entre ambas aguas (sajones y daneses) con soltura por diversos episodios de su niñez.

Dicho esto, se trata de una saga de novelas históricas, pero en que la narración histórica cede preponderancia ante la propia narración de aventuras, que es lo que realmente domina la novela, y la razón por lo que la saga cada vez me resulta menos interesante. Además, ya en la quinta entrega, las aventuras y las salidas de las mismas empiezan a ser previsibles. Hay un número limitado de combinaciones entre sajones y daneses para posibles conflictos, y en el rol que puede jugar el protagonista en ellos.

Así pues, aquí volvemos a encontrarnos a un Uhtred desterrado por Alfred, y otra vez está acompañado de una sibila, una tipa con supuestos poderes de adivinación. Así que previsiblemente nos encontramos con Uhtred liderando una tropa de daneses contra algún sajón u otro pueblo. En fin, más de lo mismo, hasta el punto de que he decidido dar descanso a la serie, leer otras cosas, y ver si pasado un tiempo me puedo reconciliar con ella, porque no me gusta dejar las lecturas a medias.

¿Cosas interesantes? Alguna hay. Aparece con algo más de vigor un tema apuntado en las novelas previas: cómo luchar contra el destino (las nornas) y el papel que tienen los juramentos y la fidelidad en tratar de domesticar la incertidumbre asociada.

No me he referido a ello, pero también es constante en estas novelas la contraposición entre la capacidad de batalla de determinadas personas, los guerreros, entrenados y amantes de su violenta tarea, y la gente reclutada y obligada a batallar para defender sus tierras (o, peor, la visión de su señor). Ello explica el éxito inicial de los daneses y noruegos en tierras inglesas, aún en clara inferioridad en otras facetas: aman la lucha, y se enfrentan a gente que la teme. Por supuesto, esto no dura para siempre, pues los segundos poco a poco aprenden a defenderse y las oportunidades de enriquecimiento rápido disminuyen en consecuencia: los invasores tendrán que hacer poco a poco más "inversión" (en vidas, en armas, en aparatos) para conseguir menor riqueza. Nada que un economista no sepa: el proceso emprendedor en libertad hace que la rentabilidad tienda a ser uniforme.

Señalo también que los escoceses empiezan a tomar un rol más activo, con la aparición de un tal Constantino, que se compromete a respetar las fronteras del norte mientras los danes tratan de llevar a cabo una invasión de Wessex.

Por último, me ha llamado la atención cómo se lleva a la práctica el Conflicto de Visiones, véase el libro homónimo de Sowell, en este caso entre el protagonista, Uhtred, y el rey sajón unificador. Así, nos comenta Uhtred, el rey Alfred piensa que el mundo se puede mejorar, y por eso se dedica a hacer reglas, planes, detalles...Uhtred, por su parte, es escéptico al respecto, y prefiere que cada cual campe a sus aires sin intereferencias de señores. Obviamente, es claro con quien se identifica más un servidor.


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